UC - Críticas
| Países: Reino Unido, Canadá y Suecia. |
Interpretación: Daniel Radcliffe (Arthur Kipps), Ciarán Hinds (Sr. Daily), Janet McTeer (Sra. Daily), Liz White (Jennet Humfrye), Shaun Dooley (Fisher). |
FANTASMAS DEL PASADO
"La Mujer de Negro" es un gratificante film de fantasmas, con todos los elementos comunes del género, pero rezumando un agradable gusto por el clasicismo y el terror gótico, dejando de lado el terror más físico y sangriento de los últimos tiempos, donde la falta de talento a menudo se suple con vísceras y litros de hemoglobina. El resultado es más que satisfactorio y consigue algunos de los mejores momentos de suspense de los últimos años para enorme disfrute de los que amamos este género tantas veces denostado por las mediocridades que suelen llegar a nuestras pantallas.
“La mujer de negro” nos cuenta la historia de un joven abogado de Londres, Arthur Kipps (Daniel Radcliffe), que se ve obligado a dejar a su hijo de tres años para viajar al remoto pueblo de Crythin Gifford y encargarse de los asuntos del propietario recientemente fallecido de Eel Marsh House. Sin embargo, cuando llega a la vieja y escalofriante mansión, descubre siniestros secretos del pasado de los lugareños, y su inquietud no hace más que aumentar cuando vislumbra a una misteriosa mujer vestida de negro.
La historia de "La Mujer de Negro" no es nada nueva ni original, ni siquiera su resolución lo es en demasía, pero la manera de contarla nos hará olvidar durante su visionado esa repetición de lugares comunes del género. También se echa en falta mayor dedicación por parte del guionista a sus subtramas y personajes secundarios, pero la potente y magnífica recreación ambiental (desde los decorados y fotografía hasta la música), consiguen desde el primer minuto con una impactante escena de apertura, captar nuestra atención y hacernos pasar un rato fantástico lleno de sobresaltos e imágenes visualmente terroríficas.
Radcliffe está convincente en su papel, teniendo que soportar casi en soledad la mayor parte del metraje y haciéndonos olvidar su etapa Potteriana (lo que ya es mucho), y está rodeado de buenos actores secundarios que ofrecen carácter a sus roles, pero el Rey de la función en este caso es su director James Watkins que con una puesta en escena elegante y añeja (en el mejor sentido de la palabra), nos ofrece un recital en la recreación de atmósferas fantasmagóricas llenas de recovecos y trampas, que nos mantendrá enganchados a la pantalla sin pestañear y con los pies en alto de la butaca mientras sostenemos un gran bol de palomitas.
